Hato Mayor:--Las “Pangolas”, con este mote han sido bautizadas algunas jóvenes que pululan por las calles de Hato Mayor, conquistando hombres para sostener relaciones sexuales a cualquier hora por paga.
Bien vestidas y pelos arreglado, las jóvenes ofertan su cuerpo a cualquier transeúnte, muy especialmente en horas nocturnas, que es el horario de mayor operatividad.
Las jóvenes abundan más en los barrios populares, pero que en horas nocturnas toman el centro de la ciudad, para focalizar a incautos hijos de ricos que apenas inician la actividad sexual.
Están como las verdolagas en los potreros y su mote le deviene, precisamente, porque son capaces de echarse en cualquier pastizal a disfrutar del sexo rápido por paga.
Los inexpertos jóvenes, aquellos que apenas empiezan a conocer las relaciones sexuales, son su fuerte, a quienes cobran entre 200 y 400 pesos, dinero que dedican para comprar zapatillas, aretes, jeans, para cada día confundir más a los incipientes del amor.
Nadie casi sabe los nombres originales de ellas, pero hay pangolas en Las Malvinas, Las Chinas, Villa Ortega, Gualey, Punta de Garza, Puerto Rico, Ondina y otros sectores de Hato Mayor.
El nuevo estereotipo del sexo joven, también se ha reproducido en los municipios de El Valle y Sabana de la Mar, donde además se le ve frecuentar en burdeles y colmadotes.
Sin embargo algunas personas entienden que las nuevas pindongas del sexo moderno, caen en esta baja práctica, debido muchas veces a la estrechez económicas en que se desenvuelven en el hogar e invitadas en muchas ocasiones por jóvenes ligados a pandillas, la venta y consumo de drogas narcóticas.
Muchas visten con pocas ropas y en el pueblo se comenta que algunas de ellas estarían afectadas del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y que jóvenes han sido infectados por la plaga del siglo.
Algunas se aplican humetantes para lograr brillo en sus piernas y poder atraer a los incautos e ingenuos jóvenes.
El surgimiento de esta nueva forma de hacer prostitución callejera, no está siendo perseguida en Hato Mayor, a pesar de que entre Las Pangolas” participan menores de edad, que son seducidas por otras adultas, sin que los padres o tutores tengan conocimiento de lo que está ocurriendo.
Parece ser que las autoridades judiciales y policiales no tienen conocimiento de la situación que se está produciendo en torno a “Las Pangolas”.
Ya son un enjambre por el número de menores y adultas que merodean el parque Mercedes de la Rocha y pernoctan en “carrandales” y colmadotes, ante la indiferencia de las autoridades competentes.
Bien vestidas y pelos arreglado, las jóvenes ofertan su cuerpo a cualquier transeúnte, muy especialmente en horas nocturnas, que es el horario de mayor operatividad.
Las jóvenes abundan más en los barrios populares, pero que en horas nocturnas toman el centro de la ciudad, para focalizar a incautos hijos de ricos que apenas inician la actividad sexual.
Están como las verdolagas en los potreros y su mote le deviene, precisamente, porque son capaces de echarse en cualquier pastizal a disfrutar del sexo rápido por paga.
Los inexpertos jóvenes, aquellos que apenas empiezan a conocer las relaciones sexuales, son su fuerte, a quienes cobran entre 200 y 400 pesos, dinero que dedican para comprar zapatillas, aretes, jeans, para cada día confundir más a los incipientes del amor.
Nadie casi sabe los nombres originales de ellas, pero hay pangolas en Las Malvinas, Las Chinas, Villa Ortega, Gualey, Punta de Garza, Puerto Rico, Ondina y otros sectores de Hato Mayor.
El nuevo estereotipo del sexo joven, también se ha reproducido en los municipios de El Valle y Sabana de la Mar, donde además se le ve frecuentar en burdeles y colmadotes.
Sin embargo algunas personas entienden que las nuevas pindongas del sexo moderno, caen en esta baja práctica, debido muchas veces a la estrechez económicas en que se desenvuelven en el hogar e invitadas en muchas ocasiones por jóvenes ligados a pandillas, la venta y consumo de drogas narcóticas.
Muchas visten con pocas ropas y en el pueblo se comenta que algunas de ellas estarían afectadas del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y que jóvenes han sido infectados por la plaga del siglo.
Algunas se aplican humetantes para lograr brillo en sus piernas y poder atraer a los incautos e ingenuos jóvenes.
El surgimiento de esta nueva forma de hacer prostitución callejera, no está siendo perseguida en Hato Mayor, a pesar de que entre Las Pangolas” participan menores de edad, que son seducidas por otras adultas, sin que los padres o tutores tengan conocimiento de lo que está ocurriendo.
Parece ser que las autoridades judiciales y policiales no tienen conocimiento de la situación que se está produciendo en torno a “Las Pangolas”.
Ya son un enjambre por el número de menores y adultas que merodean el parque Mercedes de la Rocha y pernoctan en “carrandales” y colmadotes, ante la indiferencia de las autoridades competentes.
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